LA TERNURA EQUILIBRA LA AUTOESTIMA
“Mientras se sigan inventado tantas cosas en mecánica, en lugar de hacerlo en el amor, jamás alcanzaremos la felicidad”.
Según Jean GIONO.
Pero, cada vez más, vamos implantando la ternura en nuestro alrededor, cada vez más la ternura se extiende en el mundo, a pesar de las amenazas y de la inseguridad de que nos hablan los medios de comunicación.
Dicen que la violencia es más rápida que la esperanza… pero no llega tan lejos.
Hoy, se afirma, con base científica, que muchas enfermedades, son provocadas por malentendidos en el amor, distanciamientos y aislamiento.
Quedan personas, buenísimas, que son incapaces de generar ternura. No les enseñaron, no han aprendido. Pero están a tiempo.
En un mundo como el nuestro, la ternura es posible y es palanca que va cambiado el mundo.
La ternura y el acogimiento dan paso a la benevolencia, la aceptación, la confianza, … Y los humanos vamos cambiando la mirada que evoluciona a más delicada, más directa. Cambian los ademanes, los movimientos y todo el lenguaje no verbal, además de las palabras y el tono con que las transmitimos. La ternura da seguridad y confianza, y es camino de desarrollo, es camino de crecimiento.
Jean BALLAMAN habla de la ternura del corazón y dice: “(…) me permite convertir cada día en un nuevo día de fiesta, y decirte esta noche cuánto te amo”.
La ternura implica el lenguaje verbal y el lenguaje no verbal, porque antes se ha trabajo la intención y la atención del deseo constante del bienestar y la paz, tanto para nosotros mismos como para los demás.
Viviendo tiernamente, logramos acortar distancias, sentimos que somos aceptados.
“La ternura es una palabra o un silencio, convertido en ofrenda”. Jaques SALOMÉ
La ternura necesita inmovilidad y silencio.
La ternura lleva implícita abundancia, generosidad y aceptación. Seamos tiernos con nosotros mismos y podremos recibir ternura sin poner trabas.
Alguien dijo: Tendremos que pagar un precio por todas las caricias perdidas y los sueños que abandonamos. Deberemos rendir cuentas por el miedo y la avaricia que nos impidieron amar. Rendiremos cuentas por los gestos retenidos, por las lágrimas tragadas, del amor no entregado, las promesas olvidadas y el tiempo perdido.
Aprendamos que la primera semilla es una mirada silenciosa que sabe cómo escuchar la necesidad, la soledad. Esa calidad de mirada que desemboca en un compartir y en un contacto. Es un gesto libre de exigencias y que se abre a la confianza y a la superación de uno mismo. Podemos crearla y ampliarla, simplemente, con la libertad de amar.
La ternura es pensamiento y es emoción.
La ternura son unos ojos que se convierten en mirada y el que los mira se da cuenta que esa mirada es más bonita que sus ojos.
Ternura que se comparte con la mirada, las atenciones, los gestos, los silencios, las palabras, el tono de las palabras, …
Jacques Salomé dijo: “La ternura reencontrada es igual que unas gafas graduadas, destinadas a corregir nuestra visión sobre la vida.”
Al recibir ternura uno se siente reconocido y apreciado como alguien digno de ser amado.
Marie – Christine Barrault afirmó: “Cuando no era más que una adolescente, pensaba que la ternura se oponía a la pasión. Pero con la madurez, he descubierto su poder”.
Ternura es a amar y ser amado,
Como Calor es al sol.
