Para leer despacio

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(Ideas extraídas del libro: «Los cerezos en diciembre»).

Cada problema esconde siempre una oportunidad maravillosa

Las crisis son oportunidades claras de aprendizaje.

La cuestión es poder estar atentos a lo que la vida nos ofrece, más allá de lo que esperamos de la vida.

Cada problema y cada crisis guarda la semilla da algo potencialmente grandioso. Sólo hay que saber darle tiempo y espacio para que esa semilla germine y nos indique cuál es el camino. Las filosofías orientales en este sentido nos pueden aportar un cambio de valores hacia lo sencillo, la introspección, la armonía con la vida y con sus características. En estos tiempos en que los que afortunadamente se están empezando a cuestionar las bases de nuestro sistema político y económico, estaría bien que dicho cuestionamiento también afectara a nuestra manera de vernos a nosotros mismos y a nuestra manara de  relacionarnos con la vida, ¡que falta nos hace!

La persona, para subsistir, tiene que aprender que la vida es algo a lo que tenemos que adaptarnos, y no al revés, como a muchos les gustaría.

Lo único que podemos modificar frente a una situación concreta es nuestra manera de situarnos frente a la misma. Nuestra reacción y nuestra manera de posicionarnos son las claves del cambio.

Luís Carbajal

 

-Todos saben que los árboles más robustos crecen allí donde el viento sopla con mayor fuerza.

-(…) la mayoría de las veces, no podemos elegir lo que ocurre a nuestro alrededor. La vida nos sorprende con cosas buenas, pero también con desafíos. Algunos de ellos son injustos e incluso dolorosos. ¿Qué podemos hacer nosotros ante esto? Podemos procurar encontrar un sentido a lo que nos ocurre para, a partir de allí, intentar hacernos más fuertes.

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